Autor: Marcos Salgado (*)
Todos chocamos contra nuestros archivos. Hay que
reconocerlo. Todos cambiamos, la vida, las causas y los azares nos hacen, con
el paso del tiempo, pensar distinto. Así, no vamos a pedirle al ministro de
Medios de Argentina, Hernán Lombardi, que piense igual que hace un cuarto de
siglo atrás, cuando viajó al Festival Mundial de la Juventud y los
Estudiantes en Pyongyang, Corea del Norte.
Pero el asunto se complica cuando no se resiste el archivo
del año pasado, o de hace cuatro meses. El 2 de diciembre de 2015, a una semana de la
toma de posesión de Mauricio Macri, Lombardi le dijo a Victor Hugo Morales, en
Telesur, que el gobierno entrante iba a “garantizar la libertad de expresión”.
Pero ahora, el ministro ratificó que Argentina saldrá del canal con sede en
Caracas y corresponsalías en toda América Latina y buena parte del globo.
Una movida lógica, era difícil creer que un gobierno de
restauración neoliberal como el que encabeza Macri aceptara participar de un
canal creado hace poco más de diez años precisamente para aportar una visión
distinta, alternativa, no hegemónica, sobre los acontecimientos de América
Latina y el mundo, bajo la iniciativa política y económica de Hugo Chávez y el
acompañamiento atento de Fidel Castro, nada más y nada menos.
“Nuestro país no tenía ninguna injerencia en los contenidos
de la señal ni en su gerenciamiento. Esta determinación va en línea con lo que
nos hemos propuesto para los medios públicos en términos de pluralismo y
austeridad”, dijo el ministro Lombardi a medios locales sobre la decisión de
iniciar los trámites para salir de Telesur, donde participan -además de
Venezuela- Cuba, Ecuador, Bolivia, Nicaragua y Uruguay.
Sería muy interesante conocer si el nuevo gobierno argentino
pidió formalmente tener “injerencia” en los contenidos de Telesur (¿o hubiese
sido mejor hablar de “participación”?). Nos imaginamos que no. Lo que sí está
claro es que tal posibilidad no interesaba en la Casa Rosada. Es que
la salida de Argentina de Telesur tiene otro objetivo: que la señal deje ser
considerada en la legislación argentina como un canal del Estado, y así quede
liberada la posibilidad de que la señal de Telesur salga de los sistemas de
cable y de la
Televisión Digital Abierta (TDA). Es decir, que las
argentinas y los argentinos no puedan sintonizar Telesur en sus televisores.
De hecho a principios de marzo Cablevisión -la principal
cablera del país, propiedad del Grupo Clarín, retiró arbitrariamente la señal
de Telesur de su abono básico (el más extendido), lo cual iba en contra de la
legislación vigente (que ahora cambiará cuando se concrete la salida de
Argentina de Telesur).
Pluralismo
El ministro Lombardi parece justificar la salida del Estado
argentino de Telesur en base a que el canal no es “plural”. La remanida
“pluralidad” siempre se traviste al rescate de aquellos que quieren imponer una
visión única. La pluralidad suele ser el velo para ocultar la línea editorial
del medio. ¿Cuál es el mecanismo? Simple: se abre el micrófono o la pantalla en
forma limitada y acotada a aquel que expresa un punto de vista opuesto a la
línea editorial del medio y así se justifica que hay “pluralismo”.
Con este y otros artilugios conceptuales los medios
hegemónicos se presentan como portadores de “la verdad” (a veces hasta se
animan a hablar de “objetividad”) e intentan dibujarse en el imaginario
colectivo como auténticos cruzados por la “libertad de expresión”, que en rigor
no es más que su propia libertad de empresa para actuar en función de sus
propios intereses políticos. Ejemplos sobran.
Telesur tiene linea editorial, y la expresa. Es un canal
creado para aportar a la construcción de una América Latina independiente de
poderes centrales. Su norte es el sur. A lo largo de una década en las que sin
duda hubo tropiezos y dificultades, debates y diferencias, logró expresar este
norte al sur en varias coberturas centrales, como la destrucción de Libia a
manos de la OTAN
y el golpe de Estado contra Zelaya en Honduras, por nombrar dos en las que
logró romper el cerco mediático de los medios tradicionales, modelos de
“pluralismo”.
¿Cómo puede un gobierno entonces garantizar la “libertad de
expresión”? Favoreciendo la multiplicidad de medios. En el caso de la Argentina , garantizando
que Telesur conviva en la grilla de programación con CNN o Todo Noticias, por
ejemplo. Y garantizando la existencia de medios comunitarios, locales y
regionales. Difícil creer que esto vaya a ocurrir, si la ley de medios,
instrumento legal que sentaba las bases para esa pluralidad, ya fue duramente
cuestionada y cercenada por la administración Macri.
Pero la restauración neoliberal también busca volver atrás
con lo andado -poco o mucho, según se vea- en materia de pluralidad de voces.
Recuerdo una publicidad repetida hasta el hartazgo por los
medios hegemónicos en la Argentina
en los tiempos del amplio debate sobre la ley de medios. Comenzaba con una
pantalla que mostraba decenas de logos de diferentes canales de televisión que
iban desapareciendo hasta que solo quedaban unas pocas señales del Estado,
entre ellas, Telesur. Esta pieza se combinaba con otra, más recordada por lo
apocalíptica, que anunciaba en tono fúnebre que la señal de noticias del Grupo
Clarín, TN, estaba próxima a desaparecer.
2016. TN sigue al aire, mientras el Estado argentino da
pasos para “desaparecer” de la TV
local a Telesur. Ojalá desmientan a este cronista desconfiado, y el ministro
Lombardi declare que quieren a Telesur en las pantallas argentinas y que no lo
retirarán de la televisión digital. Digo, por aquello del pluralismo.
(*) Marcos Salgado es co-editor de Question Digital,
integró el
equipo fundador de Telesur y es el actual corresponsal de la cadena Hispantv en
Caracas.
Link para entrar en la nota de Question Digital:http: //questiondigital.com/?p=32993
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