Mañana en Venezuela se realizarán elecciones democráticas y secretas,
para las que se utilizarán uno de los sistemas de votación más confiables del
mundo. Además –como siempre- contarán con observadores internacionales. Un dato que no
es menor es que participaran todos los partidos políticos (opositores y
oficialista) para elegir 23 gobernadores.
Mientras tanto los países integrantes de la Unión Europea,
que está en medio del avance de la derecha fascista, que acompañan la masacre
en Siria y otros países de la región, que se niegan a recibir los refugiados de
oriente o áfrica, se disponen a declarar las elecciones de la patria de Bolívar
como fraudulenta apelando al libreto de la Mesa de Unidad, que por otro lado va
a participar de las elecciones. La UE y un grupo de países de continente se alinean con el presidente Donald Trump, que
amenaza con romper el acuerdo de paz con Iran, que se retira del acuerdo
ambiental de Paría o que abandona la Unesco porque aceptan a los palestinos.
Todo un lujito democrático.
Mientras tanto un núcleo de abogados (no de juristas) y con
el firme impulso de Luis Almagro, Secretario
General de la OEA, han formado en EE.UU. un Tribunal Supremo de Justicia
paralelo al venezolano, tribunal elegido por Almagro y Trump, (en otras
circunstancias lo hubiesen declarado en la clandestinidad), violando todas las normas
internacionales. Son varias las maniobras, violatorias del principio de no intervención, este
grupo de países que no son exactamente paraísos de la democracia.
Hagamos un ligero
repaso de estos “demócratas”: