A casi 90 días de iniciada la cuarentena el panorama en
el país es cada vez más oscuro o al menos no se aclara.
El Covid-19 ha demostrado ser un virus de fácil contagio
aunque aún la letalidad, con medidas apropiadas de por medio, sea relativamente
baja. Lo que estaría indicando que las acciones para evitar su expansión deben
seguir siendo severas y es de esperar que el Gobierno no ceda a la presión que
recibe de quienes aún no lo entienden así o lo que es peor de los que
aprovechan la grave situación para desplegar un plan de enfrentamiento a
cualquier medida de corte progresista por leve que esta sea.
Obviamente, un Gobierno que vacila cuando se trata de
aplicar medidas socio-económicas que afecten a los sectores de poder y se deja
presionar por la reacción que siempre usa como mascarón de proa a la nefasta
pequeña burguesía, terminando mostrando sus limitaciones de clase.