Hace un mes hablábamos
de que el llamado a una Asamblea Constituyente era una huída hacia adelante,
con lo que el gobierno intentaría solucionar los conflictos con actitudes que
si bien parecen resolutivas, en realidad no hacen más que posponerlos. Por
supuesto que el que huye hacia delante nunca cree que está posponiendo el
problema sino solucionándolo.
Por Aram Aharonian
04/06/2017
04/06/2017
Pero para ir solucionando el problema, debiera ir
desactivando las bombas instaladas en la médula de la problemática. No se puede
ver lo que ocurre hoy en ningún país con la mirada y las herramientas de la
Guerra Fría y, por ende, no basta con declararse de izquierda, socialista o
revolucionario, antiimperialista o enfrentado a Estados Unidos, para contar con
el apoyo interno e internacional al proceso venezolano y legitimar un discurso travestido
de revolucionario, lleno de consignas y falto de ideas y/o propuestas.
Como boxeador contra el encordado por la escalada
insurreccional, el gobierno usó las mismas cuerdas para escapar del castigo,
descentrando la ofensiva de la derecha que pretendía obtener resultados al
cortísimo plazo, con una convocatoria a la Constituyente, una maniobra
distraccionista que puso a la defensiva política y discursiva a la oposición.