(Argentina) - Hemos culminado una de las
semanas más importantes de la historia argentina, LA
SEMANA DE MAYO. Cada sector político
aprovechó para marcarle su impronta y ninguno intentó que se conozca un poco más del 25 de Mayo, sus días previos y su
significado. Fundamentalmente el significado del concepto de REVOLUCION.
Para algunos discursos, en esta
última década se retomó el mandato de los revolucionarios de mayo, para otros
todo lo contrario. En el medio pulularon los intrascendentes. Mientras tanto fue
difícil escuchar que alguien hable que el 19 de mayo fue el primer anuncio formal
al virrey Cisneros –de parte del Juan J. Castelli- que aquello no iba más y que el
22 se votó, en el Cabildo Abierto, la destitución del Virrey y el 25 se
constituyó el primer Gobierno Patrio en el que como fruto de un acuerdo -¿necesario?-
convivieron revolucionarios con representantes de los sectores del poder. Los
Moreno con los Saavedra.
Mientras tanto el éxito de la
revolución lo aseguraba el pueblo organizándose bajo la inspiración de Moreno,
Paso, Belgrano, Castelli, y con el accionar de French y Beruti en las calles.
En estos días, y a pesar de la
trascendencia del 25 de Mayo, el movimiento social una vez más estuvo apartado,
o apenas convocado a (bi)festejos alusivos. Con escasa iniciativa propia.
Quizás una demostración de la poca formación histórica de los argentinos.
Tal vez para entender los días presentes, haya que volver -pero en serio- a aquellos días del Mayo revolucionario. Es que allí aparecen las tres primeras enseñanzas de la historia. Una: hubo que negociar. Dos: el pueblo organizado y en la
calle aseguro el éxito de la revolución. Tres: en todo acuerdo con
el adversario de clase salimos perdiendo los de abajo. Tres verdades que no cambian dos siglo después.
Pero de lo que si se habla
mucho es del concepto abstracto de “asegurar la democracia”, “que cada día haya
más democracia” y otras frases similares. Quizás sea importante preguntarles
¿Qué entienden por democracia? Habrán logrado convencer a las mayorías que
votar cada dos años es democracia. Y esto no es abonar a los que recuerdan a
los milicos con nostalgia.
Para el llamado kirchnerismo
(nombre actual que adopta el peronismo mayoritario) más democracia es asegurar
la continuidad del llamado “proyecto”. Para Macri, todo lo contrario. Para
otros partidos es el convencimiento que tienen que estar ellos para que haya
democracia. Mientras tanto, para los indios Qom pasa por que no les maten a su
gente y no les roben más las tierras o en Famatina es cuidar el agua de todos evitando la asesina minería a
cielo abierto, o en Córdoba es la pelea contra Monsanto. Una disparidad muy
grande. No pueden entrar tantas diferencias bajo el mismo concepto de
democracia.
Clásicamente la democracia ha
sido dividida en dos grandes formas: directa o representativa. En nuestro país “rige”
la segunda. Es decir, el pueblo se limita a elegir representantes para que estos
deliberen y tomen las decisiones, una antigua forma de orden jerárquico, tan
antigua como la burguesía misma. Por lo tanto no está demás insistir que la
democracia es burguesa. En el mundo de hoy la expresión democracia no define el
contenido central de las necesidades populares.
Sin aditamento explicativo (y
obviamente aplicado) no es más que eso: una forma de gobierno burgués. Y desde que
Marx explicó la división de la sociedad en clases, la explotación, la
plusvalía, y luego otros marxistas sumaron la etapa monopólica, se entiende que
si la llamada democracia no es participativa y con plenos derechos populares no
sirve para caminar hacia el socialismo, hacia la democracia del pueblo, la
verdadera.
En la Argentina de hoy, más
democracia significa más derechos para los trabajadores y el pueblo, es acabar
con la marginación y la pobreza. Más democracia es igual a más derechos, que
incluyan la salud, la vivienda, la educación, la protección de los niños, el
cuidado del medio ambiente, el trabajo, la igualdad de genero, la no
discriminación plena, etc. etc. ¿Sino de que democracia están hablando?
En la Argentina de hoy cuando
se habla de democracia solo se habla de la posición de y ante los partidos
políticos, es decir un poco más o un poco menos de derechos. Con Scioli o Massa
o Macri se cierran caminos de democracia burguesa, pero con los K no se abren
nuevos caminos, porque no se le mete mano a las palancas de la economía y no se
cambia el sistema político. No se cambia de rumbo, solo se reparte un poco más.
Pero en realidad es que no aspiran –y es verdad nunca lo dijeron- a que la
tortilla se vuelva, como decía aquella vieja canción de la Republica Española.
Ernesto Salgado
Colectivo Somos los que Estamos
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