En el acto de celebración del 1º de Mayo realizado en la Ciudad de Caracas, el
presidente de la República Bolivariana
de Venezuela, Nicolás Maduro, confirmó ante miles de trabajadores allí reunidos,
que el dirigente chavista Eliécer Otaiza fue brutalmente asesinado, tal como lo
presentían millones de chavistas en todo el país.
Los restos de Otaiza fueron hallados el pasado sábado 26 de
marzo con cuatro impactos de bala. El presidente del Consejo Municipal de
Libertador fue vejado y torturado antes de recibir las balas que acabaron con
su vida. La Justicia
anunció que ya ha sido detenido uno de sus asesinos. El pueblo está convencido
de que fue un crimen político contra la revolución. Para la derecha, es como si borrara
un ítem de una lista de cosas que tiene por hacer.
Eliécer Otaiza fue compañeros de ruta de Hugo Chávez, desde
el alzamiento frustrado del año 1992 y uno de los dirigentes más queridos por
el pueblo, hecho que quedó demostrado en la última elección donde fue uno de
los candidatos a concejal más votado de su territorio.
Maduro no dudó en vincular este asesinato con las acciones
que el fascismo golpista venezolano viene tomando desde enero de este año, que
no son más que la continuidad de la intentona iniciada en el año 2004. El
presidente de Venezuela volvió a pedirles a los trabajadores organizados que no
respondan a las provocaciones de la derecha, a pesar de que advirtió que en los
planes del fascismo está el asesinato de otros dirigentes
Uno a la distancia, conociendo el estado de ánimo de los
colectivos más activos de la patria de Bolívar, se pregunta si es justo este
esfuerzo en aras de lograr una paz que los dirigentes de la derecha no
respetan, no les interesa y parecería que la están usando para ganar tiempo.
El miércoles 30 de abril se reunió por primera vez, la Mesa de Derechos Humanos
encargada de analizar los supuestos apremios que la derecha venezolana denuncia
son o fueron sometidos los apresados durante las últimas revueltas. Sin que
fuera ninguna novedad la derecha golpista no participó. ¿Dónde fueron a
denunciar los apremios, a Washington, ante los autores intelectuales de estas
maniobras desestabilizadoras?
Aún no se conoce que la derecha integrada a la llamada Mesa
de Paz se haya pronunciado repudiando la muerte del dirigente chavista, por el
contrario la prensa que le responde ya han urdido una explicación –de película
norteamericana- de lo que habría sucedido con Otaiza y de paso replicar sobre
un crecimiento de la inseguridad en la ciudad Capital de Venezuela.
No se trata de alentar una guerra civil, que siempre
perjudicará a los más pobres y dañará el proceso revolucionario. ¿Pero no es
hora de demostrar en la calle una actitud más enérgica hacia los enemigos de proceso?
Actitud que incluya también menos concesiones en el área de la economía.
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