(Argentina - América Latina) Macri Presidente, así resultó el balotaje para elegir el
nuevo primer mandatario y se completó lo iniciado el 25 de octubre con Vidal
gobernadora de la provincia de Buenos Aires. En Argentina se instaló el peor de
los escenarios. Por primera vez llega al gobierno un presidente de la derecha
rancia elegido a través del voto de la gente.
Ya escribimos sobre la responsabilidad de la izquierda,
cuando de las elecciones generales surgió el balotaje. Ya dijimos que no fuimos
capaces de crear una alternativa diferente. Ya dijimos que el kirchnerismo se
fagocitó al progresismo y una parte importante de la izquierda sin que esta
incidiera para que allí naciera una alternativa de cambio. También dijimos que
tampoco pudieron incidir para evitar que el peronismo-kirchnerista llegara al
25 de octubre con una de sus peores opciones: Daniel Scioli.
¿Era Daniel Scioli el que representaba lo que el
kirchnerismo fue o muchos creyeron que era? ¿Por qué fue el candidato? ¿Por qué
un no kirchnerista como Daniel Scioli fue quien defendió en las urnas los tres
gobiernos kirchneristas? ¿Por qué subestimaron a la derecha y no analizaron los
motivos de la derrota en las legislativas de 2013 en distritos que ahora se
mostraron claves para definir el balotaje, como Córdoba y provincia de Buenos
Aires?
Es ahora, en caliente, cuando hay que darle respuesta a
estos interrogantes y responder quiénes son los responsables de haber puesto al
país en manos de estos filibusteros, que salieron rápidamente a dar señales a
los yanquis que recuperaron el gobierno de nuestro país pidiendo la aplicación
en el Mercosur de la cláusula democrática contra Venezuela.
El kirchnerismo fue corriendo uno a uno a muchos de sus
mejores cuadros hasta quedarse con Aníbal Fernández y Daniel Scioli para la
pelea final. Estos no eran los candidatos que el pueblo trabajador esperaba. El
dedo mágico los puso a pesar de la voluntad manifiesta de muchos militantes. En
nombre de una lealtad que solo los peronistas entienden se aceptó en silencio
la infalibilidad de la jefa.
Así, el kirchnerismo no le puede enrostrar la derrota a
nadie. Los votos en blanco fueron menos que en la primera vuelta. La abstención
no hizo ni sombra. Los peronistas de Massa le dieron sus votos, algunos -como
el caso de Felipe Sola- lo hicieron públicamente.
Haciendo una breve digresión, podríamos asegurar que el
kirchnerismo no creyó en su propio discurso cuando realizando una recorrida por
logros de doce años de gobierno concluían que habían crecido las capas medias,
lo que significaba un éxito. Pero en tanto nunca se reconocieron un gobierno
anticapitalista, y las capas medias buscan más policías, más tranquilidad para
su ombligo, más barrios cerrados para protegerse de los “negros” de gorrita y
capucha y para eso optaron por la marca original y no la imitación que había
empezado a aplicar su receta. En realidad Scioli podría haber sido, en otras
circunstancias, un buen candidato para las aspiraciones de este sector, pero
ahora tenían en Macri a un representante no travestido.
Pero volvamos al principio. ¿Alguien en el peronismo
kirchnerista será capaz de iniciar una autocrítica que ayude a analizar, entre
todos, por qué se llegó en las condiciones en las que se llegó al 22 de
noviembre? Eso, o empezarán a buscar responsables para encerrarse puertas
adentro del peronismo a reordenar una fuerza que a pesar de la derrota sigue
siendo ampliamente mayoritaria y se mueve a sus anchas tanto en el gobierno
como en la oposición.
A los de izquierda, recuerden que ellos son invitados de
piedra en la discusión del peronismo y se quedarán afuera indefectiblemente.
Aprendan de la historia, aunque también de ellos nos gustaría ver si son
capaces de una autocrítica.
Esa autocrítica que nos acerque a pelear juntos contra los
intentos de Macri –cabeza de playa de los yanquis en América Latina- de aislar
a Venezuela, Bolivia y Ecuador. Que nos acerque a buscar la manera de juntarnos
en la lucha reivindicativa contra los embates de la derecha fascista.
Los que nunca nos dejamos encantar por el canto de sirenas
del kirchnerismo, tampoco nos creamos que somos infalibles. Sepamos que es hora
de buscar los caminos que nos lleven a generar esa izquierda revolucionaria,
con raíces latinoamericanas, que nunca tuvimos en la Argentina.
Quizás seamos muy utópicos, pero como nos enseñó el maestro
Galeano, la utopía sirve para caminar.
Colectivo de Somos los que
estamos
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