25 de noviembre de 2015

Podrá el resultado del balotaje servir para pensar en una autocrítica

(Argentina - América Latina) Macri Presidente, así resultó el balotaje para elegir el nuevo primer mandatario y se completó lo iniciado el 25 de octubre con Vidal gobernadora de la provincia de Buenos Aires. En Argentina se instaló el peor de los escenarios. Por primera vez llega al gobierno un presidente de la derecha rancia elegido a través del voto de la gente.

Ya escribimos sobre la responsabilidad de la izquierda, cuando de las elecciones generales surgió el balotaje. Ya dijimos que no fuimos capaces de crear una alternativa diferente. Ya dijimos que el kirchnerismo se fagocitó al progresismo y una parte importante de la izquierda sin que esta incidiera para que allí naciera una alternativa de cambio. También dijimos que tampoco pudieron incidir para evitar que el peronismo-kirchnerista llegara al 25 de octubre con una de sus peores opciones: Daniel Scioli.

¿Era Daniel Scioli el que representaba lo que el kirchnerismo fue o muchos creyeron que era? ¿Por qué fue el candidato? ¿Por qué un no kirchnerista como Daniel Scioli fue quien defendió en las urnas los tres gobiernos kirchneristas? ¿Por qué subestimaron a la derecha y no analizaron los motivos de la derrota en las legislativas de 2013 en distritos que ahora se mostraron claves para definir el balotaje, como Córdoba y provincia de Buenos Aires?

Es ahora, en caliente, cuando hay que darle respuesta a estos interrogantes y responder quiénes son los responsables de haber puesto al país en manos de estos filibusteros, que salieron rápidamente a dar señales a los yanquis que recuperaron el gobierno de nuestro país pidiendo la aplicación en el Mercosur de la cláusula democrática contra Venezuela.

El kirchnerismo fue corriendo uno a uno a muchos de sus mejores cuadros hasta quedarse con Aníbal Fernández y Daniel Scioli para la pelea final. Estos no eran los candidatos que el pueblo trabajador esperaba. El dedo mágico los puso a pesar de la voluntad manifiesta de muchos militantes. En nombre de una lealtad que solo los peronistas entienden se aceptó en silencio la infalibilidad de la jefa.

Así, el kirchnerismo no le puede enrostrar la derrota a nadie. Los votos en blanco fueron menos que en la primera vuelta. La abstención no hizo ni sombra. Los peronistas de Massa le dieron sus votos, algunos -como el caso de Felipe Sola- lo hicieron públicamente.

Haciendo una breve digresión, podríamos asegurar que el kirchnerismo no creyó en su propio discurso cuando realizando una recorrida por logros de doce años de gobierno concluían que habían crecido las capas medias, lo que significaba un éxito. Pero en tanto nunca se reconocieron un gobierno anticapitalista, y las capas medias buscan más policías, más tranquilidad para su ombligo, más barrios cerrados para protegerse de los “negros” de gorrita y capucha y para eso optaron por la marca original y no la imitación que había empezado a aplicar su receta. En realidad Scioli podría haber sido, en otras circunstancias, un buen candidato para las aspiraciones de este sector, pero ahora tenían en Macri a un representante no travestido.

Pero volvamos al principio. ¿Alguien en el peronismo kirchnerista será capaz de iniciar una autocrítica que ayude a analizar, entre todos, por qué se llegó en las condiciones en las que se llegó al 22 de noviembre? Eso, o empezarán a buscar responsables para encerrarse puertas adentro del peronismo a reordenar una fuerza que a pesar de la derrota sigue siendo ampliamente mayoritaria y se mueve a sus anchas tanto en el gobierno como en la oposición. 

A los de izquierda, recuerden que ellos son invitados de piedra en la discusión del peronismo y se quedarán afuera indefectiblemente. Aprendan de la historia, aunque también de ellos nos gustaría ver si son capaces de una autocrítica.

Esa autocrítica que nos acerque a pelear juntos contra los intentos de Macri –cabeza de playa de los yanquis en América Latina- de aislar a Venezuela, Bolivia y Ecuador. Que nos acerque a buscar la manera de juntarnos en la lucha reivindicativa contra los embates de la derecha fascista.

Los que nunca nos dejamos encantar por el canto de sirenas del kirchnerismo, tampoco nos creamos que somos infalibles. Sepamos que es hora de buscar los caminos que nos lleven a generar esa izquierda revolucionaria, con raíces latinoamericanas, que nunca tuvimos en la Argentina.

Quizás seamos muy utópicos, pero como nos enseñó el maestro Galeano, la utopía sirve para caminar.


Colectivo de Somos los que estamos

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