“Yo amé al Libertador; muerto lo venero. Pueden disponer
alevosamente de mi existencia, menos hacerme retroceder una línea en el
respeto, amistad y gratitud al general Bolívar”. (Manuela Sáenz)
(América Latina) - Manuela Sáenz al igual que Rosita Campusano
fueron mucho más que las amantes de Simón Bolívar y José de San Martín, lugar
que le quieren reservar algunos escribas en la historia. El relato oficial les
dio ese lugar, pero quienes indagan un poco más allá, se encuentran con dos
figuras fuertes, rebeldes y osadas que jugaron roles fundamentales en la
independencia de los países latinoamericanos. Ellas, junto a otras muchas
mujeres, formaban un ejército femenino que se infiltraban en las filas
españolas e inglesas para obtener información crucial. Arriesgaban sus vidas en
cada acción.
Manuela participa de manera decidida en los movimientos
revolucionarios, apoyando la causa de Simón Bolívar en la Nueva Granada y de
José San Martín en el Perú, razón por la cual José de San Martín, luego de
tomar Lima y proclamar su independencia el 28 de julio de 1821, le confirió el
título de Caballeresa de la
Orden “Sol del Perú”.
Manuela regresó al Ecuador en 1821 y el 16 de junio de 1822
vio por primera vez a Simón Bolívar, durante la entrada triunfal del Libertador
a Quito. Poco después, Manuela y Simón Bolívar se convirtieron en amantes y
compañeros de lucha.
Sáenz también combatió en la Batalla de Pichincha,
recibiendo el grado de teniente de húsares del Ejército Libertador.
Posteriormente luchó en Ayacucho bajo las órdenes del mariscal Antonio José de
Sucre, quien le sugirió a Bolívar su ascenso a coronela, rango que le fue
concedido.
Lograda la
Independencia , Bolívar y Manuela se radicaron en la ciudad de
Santa Fé de Bogotá, donde el 25 de septiembre de 1828, el Libertador sufriría
un atentado que se frustró gracias a la valiente intervención de Manuelita. Por
estas acciones, el mismo Bolívar la llamó la “Libertadora del Libertador”.
Después del fallecimiento de Bolívar, el gobierno de
Francisco de Paula Santander desterró a Manuelita Sáenz de Colombia, por lo
cual marchó exiliada a Jamaica. Regresó a Ecuador en 1835, pero su pasaporte
fue revocado, decidiendo entonces instalarse en el pueblo de Paita, al norte
del Perú.
El 24 de mayo del 2007 en Quito se celebró el aniversario de
la Batalla de
Pichincha de una manera especial: el desfile anual fue sustituido por un acto
conmemorativo en el que el presidente Rafael Correa, por decreto, promovió a
Manuelita Sáez al grado honorífico de Generala. La Ministra de Defensa,
Lorena Escudero, declaró: “¡A partir de hoy, Manuela Sáenz constituirá un ícono
de servicio a la Patria
y al prójimo”
Manuelita Sáenz falleció el 23 de noviembre de 1856 durante
una epidemia de difteria que azotó la región. Su cuerpo fue sepultado en una
fosa común del cementerio local y todas sus posesiones fueron incineradas,
incluyendo una parte importante de las cartas de amor de Bolívar y documentos
de la Gran Colombia
que aún mantenía bajo su custodia.
El 5 de julio de 2010, durante la conmemoración del 199°
aniversario de la firma del Acta de Independencia de Venezuela, sus restos
simbólicos fueron trasladados por vía terrestre desde Perú, atravesando
Ecuador, Colombia y Venezuela hasta arribar a Caracas, donde reposan junto a
los restos del Padre de la
Patria , Simón Bolívar.
Homenaje del Colectivo de Somos los que estamos
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