23 de noviembre de 2015

Manuela Saenz: Generala de los pueblos libres

“Yo amé al Libertador; muerto lo venero. Pueden disponer alevosamente de mi existencia, menos hacerme retroceder una línea en el respeto, amistad y gratitud al general Bolívar”. (Manuela Sáenz)


(América Latina) - Manuela Sáenz al igual que Rosita Campusano fueron mucho más que las amantes de Simón Bolívar y José de San Martín, lugar que le quieren reservar algunos escribas en la historia. El relato oficial les dio ese lugar, pero quienes indagan un poco más allá, se encuentran con dos figuras fuertes, rebeldes y osadas que jugaron roles fundamentales en la independencia de los países latinoamericanos. Ellas, junto a otras muchas mujeres, formaban un ejército femenino que se infiltraban en las filas españolas e inglesas para obtener información crucial. Arriesgaban sus vidas en cada acción.

Manuela participa de manera decidida en los movimientos revolucionarios, apoyando la causa de Simón Bolívar en la Nueva Granada y de José San Martín en el Perú, razón por la cual José de San Martín, luego de tomar Lima y proclamar su independencia el 28 de julio de 1821, le confirió el título de Caballeresa de la Orden “Sol del Perú”.


Manuela regresó al Ecuador en 1821 y el 16 de junio de 1822 vio por primera vez a Simón Bolívar, durante la entrada triunfal del Libertador a Quito. Poco después, Manuela y Simón Bolívar se convirtieron en amantes y compañeros de lucha.

Sáenz también combatió en la Batalla de Pichincha, recibiendo el grado de teniente de húsares del Ejército Libertador. Posteriormente luchó en Ayacucho bajo las órdenes del mariscal Antonio José de Sucre, quien le sugirió a Bolívar su ascenso a coronela, rango que le fue concedido.

Lograda la Independencia, Bolívar y Manuela se radicaron en la ciudad de Santa Fé de Bogotá, donde el 25 de septiembre de 1828, el Libertador sufriría un atentado que se frustró gracias a la valiente intervención de Manuelita. Por estas acciones, el mismo Bolívar la llamó la “Libertadora del Libertador”.

Después del fallecimiento de Bolívar, el gobierno de Francisco de Paula Santander desterró a Manuelita Sáenz de Colombia, por lo cual marchó exiliada a Jamaica. Regresó a Ecuador en 1835, pero su pasaporte fue revocado, decidiendo entonces instalarse en el pueblo de Paita, al norte del Perú.

El 24 de mayo del 2007 en Quito se celebró el aniversario de la Batalla de Pichincha de una manera especial: el desfile anual fue sustituido por un acto conmemorativo en el que el presidente Rafael Correa, por decreto, promovió a Manuelita Sáez al grado honorífico de Generala. La Ministra de Defensa, Lorena Escudero, declaró: “¡A partir de hoy, Manuela Sáenz constituirá un ícono de servicio a la Patria y al prójimo”

Manuelita Sáenz falleció el 23 de noviembre de 1856 durante una epidemia de difteria que azotó la región. Su cuerpo fue sepultado en una fosa común del cementerio local y todas sus posesiones fueron incineradas, incluyendo una parte importante de las cartas de amor de Bolívar y documentos de la Gran Colombia que aún mantenía bajo su custodia.

El 5 de julio de 2010, durante la conmemoración del 199° aniversario de la firma del Acta de Independencia de Venezuela, sus restos simbólicos fueron trasladados por vía terrestre desde Perú, atravesando Ecuador, Colombia y Venezuela hasta arribar a Caracas, donde reposan junto a los restos del Padre de la Patria, Simón Bolívar.

Homenaje del Colectivo de Somos los que estamos













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