(Argentina) - A partir de la muerte del Fiscal
Nisman, en los últimos diez días hemos asistido a un verdadero festival de
desinformación, especulaciones, mentiras, intentos simultáneos de aprovechamiento
político, marchas sin sentido práctico etc. Pero por sobre toda muy poco
información responsable y análisis serio.
Los alineamientos (en dos)
aparecieron rápidamente, impulsados por las mil y una noches de las
especulaciones. Los que están con el Gobierno salieron a defenderlo de
cualquier manera pasando desde el suicidio al asesinato, o los opuestos
-viceralmente en contra del gobierno (no es justo hablar de oposición)- que
salieron a culparlo con cualquier argumento.
Desde entonces se especuló con todo,
hasta un cerrajero se convirtió en estrella. La prensa, los periodistas
estrellas y las plumas más “celebres” volvieron a demostrar que son de cuarta y
mostraron para quienes trabajan.
Mientras tanto el Gobierno se
mantiene firme en su estrategia de no hablar de los intereses de los países
centrales y sigue insistiendo en que la cabeza de toda la conspiración es
Clarín. Es más fácil que tener que hablar de quienes manejan los hilos, porque
en definitiva Clarín (vocero de la reacción nacional y mundial) no es más que
un operador de las resoluciones que se toman en otro lado.
En esta movida, como en tantas
otras, los grandes ausentes en las noticias y los análisis son los intereses del capitalismo y la utilización de
su impresionante maquinaria.
Mientras tanto, sería bueno -por
ejemplo- pegarle una mirada a quien era Nisman. Este Fiscal Federal fue puesto
al frente de una fiscalía especial para seguir el caso AMIA con el
consentimiento del presidente Néstor Kirchner, que lo vinculó con el espía
Antonio Stiusso, que estaba en la
SIDE desde la época de los milicos. El objetivo era abrir la
pista iraní.
La pista Siria, había seguido el
mismo destino que la conexión local, a la que Nisman debía terminar de
sepultar.
Pareciera que en ese momento las
órdenes del poder internacional eran trabajar para alentar la pista que pusiera
a Irán en el centro de la mira, estrategia de los Estados Unidos en su lucha
contra el “terrorismo mundial”. Quizás la tendencia que se abrió paso en el
continente, con Hugo Chávez a la cabeza, gran defensor de la revolución Iraní,
más el reacomodamiento de los negocios a nivel internacional fue haciendo que
se modifique el camino de la pista Iraní –que no se podía abandonar pero si
edulcorar- incluso se llegó a un entendimiento bastante lavado con la República Islámica
que fue aprobado, hace dos años, por el Congreso de la Nación , pero que aún no
tiene vigencia porque no lo convalidó el Parlamento Iraní.
Sin dudas este cambio de
situación dejaba mal parada a la
CIA y a uno de sus hombres en la Argentina , el fiscal
Nisman. Porque eso era Nisman: un agente de los servicios norteamericanos e
israelíes. Países que apoyados por la
DAIA siguen impulsando la supuesta responsabilidad iraní.
Los cambios de diciembre en el SI
(Ex SIDE) tenían que tener una explicación, ahora está claro.
La denuncia del fiscal Nisman no
tenía la suficiente solvencia legal, pero revolver el avispero en año de
elecciones nunca está de más.
A Nisman se le agotaron los
tiempos, lo mandaron a apurar el trámite. Esto probablemente no salió bien y a
Nisman le sacaron la escalera. No sería la primera vez que sucede.
Lo que habría que investigar no
es quien apretó el gatillo. Es lo mismo si fue él a la manera mafiosa: “te
liquidas vos y nadie más paga nada”, así un tiro, sin cartas, ni llamadas, ni
nada. O lo mataron de manera profesional. Importa poco.
Ahora la presidenta Cristina
Fernández, anuncia la disolución del SI y la creación de una Agencia
Federal de Inteligencia. Antes de abrir juicio habrá que esperar conocer
detalles, aunque de movida poner en manos de la Procuradora Alejandra
Gils Carbó a los escuchas no es un acto muy sensato, y mucho menos democrático,
aunque así se lo quiera mostrar.
Quizás esté naciendo AMIA 3, en
esta tragedia continuada que fue el atentado terrorista del 18 de julio de 1994
que dejó 85 muertos.
Lo que faltan son respuestas pero
sobran maniobras de los espías y siguen apareciendo los perejiles, y los
caminos que no llevan a ningún lado.
Desde que Carlos Menem nos metió,
hace más de 20 años en esta tragedia, siempre ha sido un minué donde los
personajes principales fueron los servicios de inteligencia y nosotros
bailamos en la pista de al lado, sin orquesta, sin enterarnos que pasa y sin
escuchar la música. Por eso nosotros (el pueblo) no somos Nisman.
No hay comentarios:
Publicar un comentario