(Argentina) Partido despedida, miles de
familias en el Estadio Único de La
Plata vivaban a unos jugadores, que se iban a una competencia
internacional, la más conocida y popular de todas: el mundial de fútbol.
En el segundo tiempo el
entrenador hizo 4 cambios para los aplausos, puso a los más queridos por el
público, a los más “habilidosos”....el estadio estalló en aplausos y
cánticos. Ellos jugaron... ¿bien?, ¿más
o menos? ¿poco? ¿se cuidaron? no importa la gente los aplaudió a rabiar.
Ellos, evidentemente se olvidaron
lo que era jugar a la pelota, se olvidaron qué significa jugar para llevarle la
copa a su barrio, a su gente. No se dignaron ni a levantar la mano en gesto de
saludos a miles de personas que estaba allí, que habían pagado cientos de pesos
para verlos, para despedirlos. NO LEVANTARON LAS MANOS para saludar a “su”
gente.
La única excepción fue Mascherano, que al salir en el segundo tiempo, se hizo eco de los aplausos para él y levantó sus manos devolviendo el gesto a la tribuna.
Cuando terminó el partido se
reunieron en el centro para responder a la prensa, porque la TV manda y el negocio también.
Terminaron de hacer negocios y SE FUERON sin MIRAR SIQUIERA a la tribuna, sin
mirar a los chicos, mujeres, abuelos, jóvenes, que gritaron 90 minutos sus
nombres, que pidieron por Messi, que aplaudieron aun cuando no había nada que
aplaudir.
Igual fueron a despedirlos a la AFA y a Ezeiza, pasaba el
micro, la gente otra vez gritaba, ellos otra vez NADA. Los argentinos otra vez
daban afecto a un grupo de nenes ricos, caprichosos, irrespetuosos de la peor
falta de respeto: a la hermandad.
Ojalá hagan un buen papel en el
mundial porque como dijo el Diego “la pelota no se mancha”, el fútbol es un
juego popular y esta bueno ganar cuando se juega. El pueblo argentino se merece
la copa, ellos no se merecen representarnos.
Por: Colectivo de Somos los que Estamos
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