24 de octubre de 2016

En Venezuela está en marcha un golpe de Estado

Con Hugo Chávez en Venezuela se inicio un proceso revolucionario peculiar, a la venezolana, pero en definitiva un proceso de cambios.


Para lograrlo Chávez tenía claro algunas cosas: que debía calar hondo en el pueblo más postergado y este entender que los cambios eran para ellos, y así fue. De entrada supo que había condiciones en la América postergada y era necesario empujar un proceso continental e impulsó el ALBA, el UNASUR, Petrocaribe, la CELAC e ingresó en el Mercosur. Supo que tenía que aferrarse a la Revolución Cubana y lo hizo.

La idea del socialismo en Chávez fue creciendo en la medida que impulsaba la reforma constitucional e implementó las Misiones (Vivienda-Salud-Educación- etc), y en un camino de prueba y error fue avanzando y ajustando sus pasos. Muchos de errores por él reconocidos no tuvo tiempo de remediarlos, otros quizás no llegó a vislumbrarlos, no le alcanzó la vida, quizás se la quitaron. Pero en Venezuela se acabó con el analfabetismo, el acceso a la salud no es un privilegio, había desaparecido la desocupación, y siempre con el enemigo acosando.


El imperio nunca durmió, la abominable y repudiable derecha, que durante años hambreo al pueblo, tampoco cesó en sus acciones y los intentos golpistas se repitieron. La derecha venezolana nunca salió a la calle a protestar en defensa de sus supuestos derechos, siempre salió a provocar la caída del gobierno. Este es el objetivo de Ramos Allup, Henrique Capriles, Jesús Torrealba o el asesino y condenado Leopoldo López

La crisis internacional, los manejos del capitalismo en el precio del petróleo y la existencia de una derecha que se aferra con uñas y dientes para no perder sus privilegios prebendarios en un país en el que siempre vivieron de la renta petrolera, era lo que los yanquis necesitaron para acelerar sus planes, que consiste en borrar de la faz de la tierra hasta el último resquicio, el último ejemplo, de la revolución bolivariana.

Estos son los días más difíciles. Después de haber hundido al país en una crisis alimentaria seria (aunque es mentira que haya hambrunas) apelando a maniobras de acaparamiento y desarrollo de las mafias, empezaron a ejecutar el golpe final: ir primero por Nicolás Maduro para ir después por la revolución, con el apoyo de la derecha mundial -que los acompaña- y bajo la tutela yanqui a quienes le rinden pleitesía.

La Constitución venezolana permite la revocatoria de mandatos, pero no permite que se falsee la verdad para llegar a ello. La derecha no juntó las firmas necesarias para ser convocado el referéndum, no las consiguió porque falsificó las planillas, porque inscribió miles de ciudadanos que negaron haber firmado, porque otros miles estaban muertos, porque unos cuantos cientos eran menores de edad o no figuraban en los padrones. Mienten, organizan protestas y la prensa de la derecha del mundo las desparrama y agiganta. Ahora hasta el Papa se pone a “mediar”. De que mediación me hablan, si quiere intervenir que haga respetar los derechos de 8 millones de personas que votaron este gobierno y levante su voz contra quienes boicotean, saquean y destruyen. El medio no existe, se defiende al pueblo o se está contra el pueblo.

Los lideres de la derecha llaman con todo descaro a voltear al gobierno, ya no se trata (en realidad nunca lo fue) un referéndum contra Maduro.

El pueblo chavista ya está en las calles, con todo derecho y decisión, y se dispone a proteger la revolución y evitar que la derecha obtenga sus resultados.

¿Los pueblos latinoamericanos nos vamos a quedar mirando? ¿O será que la acción del imperio ha logrado paralizarnos?


Ernesto Salgado

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