En mi
artículo anterior titulado: “El 1º de
septiembre el pueblo estuvo en la calle”, afirmé que la derecha no dejó de
conspirar nunca, desde la intentona golpista del 11 de febrero de 2002 y el
paro petrolero de ese mismo año, hasta el 1º de septiembre de 2016, y sigue. En
el medio, hechos de enorme gravedad como fueron las guarimbas (piquetes
violentos) del 2014, con el costo de 43 muertes. Ahora vamos a explicar esta
realidad.
En
estos días queda más claro, por un lado, la intentona diaria de
desestabilización basada en la profunda crisis económica que azota a los
venezolanos y venezolanas, los intentos fascistas de derrocar al presidente
Maduro a través de las protestas callejeras violentas (guarimbas) y la firma decisión del imperialismo yanky de no dejar
ni un resquicio de la experiencia de la Revolución chavista.
La
derecha intensificó el plan de desabastecimiento, -que el gobierno venezolano
llama guerra económica-, y progresivamente fueron desapareciendo todos los
productos regulados. De allí nació el bachaqueo, primero casi por necesidad de
la población de menores recursos y luego también como un seudo trabajo.
Aquí
convendría ir por parte. Primero en Venezuela no hay hambrunas como intenta
mostrar la prensa de la derecha mundial
(La Nación
y Clarín entre ellos). Como tampoco hay violación a los derechos humanos.
Leopoldo López está preso por conspirador y responsable intelectual de los
actos de violencia mencionados.
Segundo,
la falta de productos a precios oficiales es debido al cruel acaparamiento de
distribuidores de la calaña de los Mendoza (el dueño de Polar y principal
distribuidor de productos alimenticios) y aquí si hay que decir que el gobierno
no ha encontrado, aun, la forma de impedirlo. A precios no regulados se consigue de todo, quizás sea algo más
difícil los alimentos como el aceite, la harina de maíz marca Pan, la leche
líquida (hay en polvo) o algunos productos de aseo personal como jabón de
tocador, desodorante, papel higiénico, toallas femeninas. Pero todos estos
productos se consiguen a través de lo bachaqueadores a precios muy pero muy por
encima de los precios oficiales.
El
problema principal reside en la falta de medicamentos. Venezuela no produce
medicamentos. Los laboratorios que lo importan reciben un dólar subvencionado
(a un tercio del real) pero no traen los medicamentos o también los introducen
al mercado ilegal. Otro tema no resuelto por el Gobierno de Maduro.
En
tercer lugar hay que decir que esta acción de desabastecimiento a llevado a los
sectores de menos recursos a meterse en el sistema del bachaqueo, es decir
compran a precios subsidiados -después de horas de colas-, para quedarse con
una parte de lo comprado para consumo propio y la inmensa mayoría se lo
revenden (con escasa diferencia) a las mafias organizadas encargadas de las
reventas a precios siderales e incluso al contrabando. El bachaqueo ha pasado a
ser un “falso trabajo”.
La
derecha creó esta situación y ahora la utiliza para avanzar con sus planes
desestabilizadores y golpistas.
Concientes
de que los enfrentamientos callejeros no movilizan, personajes como Ramos
Allup, Henrique Capriles o Jesús Torrealba impulsan la idea del referéndum
revocatorio inmediato para que haya elecciones este año. En este plan vuelven a
falsificar la realidad porque el Consejo Nacional Electoral (CNE) ya fijó para
el 24 de octubre el día de inicio del proceso para juntar las 4 millones de
firmas que necesitan para lograr su cometido, respetando todas las normas que
marca la
Constitución Venezolana (una de las pocas del mundo que
estipula el revocatorio de los cargos electivos). Lo que sucede es que la
derecha se desespera porque con estos tiempos constitucionales no llegan a que
las elecciones sean durante este año y de esta manera no podrán (aunque lo
consigan y las ganen) tumbar al gobierno chavista, ya que a Maduro lo deberá
suplantar el vice presidente, por él elegido. Y el objetivo no es derrotar a Maduro sino derrotar al chavismo.
Esta es
la realidad, voltear a Maduro, a través de un golpe blando y desestabilizador.
A ello apuntan las movilizaciones, utilizando la crisis económica, y el disfrazado
reclamo del referéndum y elecciones este año. Aunque, obviamente, no descartan
los métodos violentos que se producirán si por este camino fracasan. La
detención de tres dirigentes de la derechista MUD (días antes del 1º de
septiembre) con elementos de guerra en su poder lo está demostrando.
La
derecha se ha encontrado con un pueblo desencantado por sus penurias en el
abastecimiento de alimentos pero que no ha perdido su amor por Chávez y se
moviliza en defensa de una idea más que de Maduro.
A la
derecha solo los junta la orden del imperio de acabar con el chavismo. Al
pueblo los une Chávez. En esta puja la derecha es una bolsa de gatos y en el
chavismo no ha surgido un líder claro que pueda seguir con el legado de Chávez.
En esta contradicción está el interrogante mayor.
¿Podrá
ser Diosdado Cabello el continuador? ¿Surgirá otro líder? ¿Ese líder podrá ser
Padrino López, el jefe de las FFAA? ¿Si la derecha no logra las elecciones este
año dejará que siga Maduro porque es lo que más les conviene para sus planes?
En
medio de estas contradicciones pasa el tiempo en Venezuela, pero los logros en
educación, salud o vivienda se mantienen.
Lo que
me quedó claro en mi nuevo paso por la tierra de Bolívar y Chávez es que en la lucha contra el imperio hay que
ir hasta el fondo, quien se quede a mitad de camino pierde. La lucha es
anticapitalista y por el socialismo o es una farsa.
Ernesto Salgado
No hay comentarios:
Publicar un comentario