13 de septiembre de 2016

Venezuela 2º parte. Y después llegó Maduro....

En mi artículo anterior titulado: “El 1º de septiembre el pueblo estuvo en la calle”, afirmé que la derecha no dejó de conspirar nunca, desde la intentona golpista del 11 de febrero de 2002 y el paro petrolero de ese mismo año, hasta el 1º de septiembre de 2016, y sigue. En el medio, hechos de enorme gravedad como fueron las guarimbas (piquetes violentos) del 2014, con el costo de 43 muertes. Ahora vamos a explicar esta realidad.

En estos días queda más claro, por un lado, la intentona diaria de desestabilización basada en la profunda crisis económica que azota a los venezolanos y venezolanas, los intentos fascistas de derrocar al presidente Maduro a través de las protestas callejeras violentas (guarimbas) y la firma decisión del imperialismo yanky de no dejar ni un resquicio de la experiencia de la Revolución chavista.

La derecha intensificó el plan de desabastecimiento, -que el gobierno venezolano llama guerra económica-, y progresivamente fueron desapareciendo todos los productos regulados. De allí nació el bachaqueo, primero casi por necesidad de la población de menores recursos y luego también como un seudo trabajo.


Aquí convendría ir por parte. Primero en Venezuela no hay hambrunas como intenta mostrar la prensa de la derecha mundial  (La Nación y Clarín entre ellos). Como tampoco hay violación a los derechos humanos. Leopoldo López está preso por conspirador y responsable intelectual de los actos de violencia mencionados.

Segundo, la falta de productos a precios oficiales es debido al cruel acaparamiento de distribuidores de la calaña de los Mendoza (el dueño de Polar y principal distribuidor de productos alimenticios) y aquí si hay que decir que el gobierno no ha encontrado, aun, la forma de impedirlo. A precios no regulados se consigue de todo, quizás sea algo más difícil los alimentos como el aceite, la harina de maíz marca Pan, la leche líquida (hay en polvo) o algunos productos de aseo personal como jabón de tocador, desodorante, papel higiénico, toallas femeninas. Pero todos estos productos se consiguen a través de lo bachaqueadores a precios muy pero muy por encima de los precios oficiales.

La Cesta Petare (lo que se consigue en forma no regulada) está estimada por encima de los 120.000 bolívares, mientras que con el aumento que empezó a regir el primero de septiembre el salario promedio en Venezuela es de 60.000 bolivares.

El problema principal reside en la falta de medicamentos. Venezuela no produce medicamentos. Los laboratorios que lo importan reciben un dólar subvencionado (a un tercio del real) pero no traen los medicamentos o también los introducen al mercado ilegal. Otro tema no resuelto por el Gobierno de Maduro.

En tercer lugar hay que decir que esta acción de desabastecimiento a llevado a los sectores de menos recursos a meterse en el sistema del bachaqueo, es decir compran a precios subsidiados -después de horas de colas-, para quedarse con una parte de lo comprado para consumo propio y la inmensa mayoría se lo revenden (con escasa diferencia) a las mafias organizadas encargadas de las reventas a precios siderales e incluso al contrabando. El bachaqueo ha pasado a ser un “falso trabajo”.

La derecha creó esta situación y ahora la utiliza para avanzar con sus planes desestabilizadores y golpistas.

Concientes de que los enfrentamientos callejeros no movilizan, personajes como Ramos Allup, Henrique Capriles o Jesús Torrealba impulsan la idea del referéndum revocatorio inmediato para que haya elecciones este año. En este plan vuelven a falsificar la realidad porque el Consejo Nacional Electoral (CNE) ya fijó para el 24 de octubre el día de inicio del proceso para juntar las 4 millones de firmas que necesitan para lograr su cometido, respetando todas las normas que marca la Constitución Venezolana (una de las pocas del mundo que estipula el revocatorio de los cargos electivos). Lo que sucede es que la derecha se desespera porque con estos tiempos constitucionales no llegan a que las elecciones sean durante este año y de esta manera no podrán (aunque lo consigan y las ganen) tumbar al gobierno chavista, ya que a Maduro lo deberá suplantar el vice presidente, por él elegido. Y el objetivo no es derrotar a Maduro sino derrotar al chavismo.

Esta es la realidad, voltear a Maduro, a través de un golpe blando y desestabilizador. A ello apuntan las movilizaciones, utilizando la crisis económica, y el disfrazado reclamo del referéndum y elecciones este año. Aunque, obviamente, no descartan los métodos violentos que se producirán si por este camino fracasan. La detención de tres dirigentes de la derechista MUD (días antes del 1º de septiembre) con elementos de guerra en su poder lo está demostrando.

La derecha se ha encontrado con un pueblo desencantado por sus penurias en el abastecimiento de alimentos pero que no ha perdido su amor por Chávez y se moviliza en defensa de una idea más que de Maduro.

A la derecha solo los junta la orden del imperio de acabar con el chavismo. Al pueblo los une Chávez. En esta puja la derecha es una bolsa de gatos y en el chavismo no ha surgido un líder claro que pueda seguir con el legado de Chávez. En esta contradicción está el interrogante mayor.

¿Podrá ser Diosdado Cabello el continuador? ¿Surgirá otro líder? ¿Ese líder podrá ser Padrino López, el jefe de las FFAA? ¿Si la derecha no logra las elecciones este año dejará que siga Maduro porque es lo que más les conviene para sus planes?

En medio de estas contradicciones pasa el tiempo en Venezuela, pero los logros en educación, salud o vivienda se mantienen.


Lo que me quedó claro en mi nuevo paso por la tierra de Bolívar y Chávez  es que en la lucha contra el imperio hay que ir hasta el fondo, quien se quede a mitad de camino pierde. La lucha es anticapitalista y por el socialismo o es una farsa.

Ernesto Salgado 

No hay comentarios:

Publicar un comentario