La experiencia me han enseñando que volver a un
lugar unos años después te permite al menos tres cosas: ver mejor lo que habías
visto y como lo habías visto, ver lo que antes no habías visto y por último
comparar entre el hoy y el ayer.
La última vez que estuve en Rusia fue hace 30
años, yo todavía era militante y dirigente del Partido Comunista y aquellas
tierras, obviamente, todavía pertenecían a la Unión Soviética.
Estas referencias no son en vano, debido a como leíamos la Revolución Rusa ,
el papel de la URSS
en el mundo y como teníamos respuestas a muchos de los errores de aquel
proceso. Aunque debo decir que en lo personal ya había aprendido a ver muchos
de los problemas existentes. Algunos aprendimos a ver el fenómeno de la
perestroika y la glásnost de Mijaíl Gorbachov, ayudados por amigos Rusos como
Kiva Maidanik, que nos guiaban en la lectura de muchos de los hechos políticos
de la época.
Hoy, 30 años después, tengo mayor
convencimiento de la significación de la Revolución de Octubre para el aprendizaje de los
revolucionarios del mundo. Octubre fue la revolución proletaria que abrió otro
camino. Lenin pensó y lideró un proceso revolucionario para Rusia y la región
de influencia. Adosar al marxismo el concepto de leninismo es un hecho que no
debe ser atribuido al pensamiento de Lenin, si bien el triunfo de la Revolución Rusa
plantó una enorme modificación geopolítica a nivel mundial.
Lenin murió apenas 8 años después de la
revolución y Stalin no fue el continuador del jefe político de los bolcheviques, a pesar de que supo guiar al
pueblo soviético al triunfo contra el nazismo y hoy día aún muchos de los
ancianos de Rusia lo respetan y quieren por el triunfo contra Hitler, que obviamente
no fue algo menor.
La guerra fría después del 45, la dictadura de
Stalin, la carrera por el espacio cósmico,
la llegada tardía de una figura como Nikita Kruschev, el estancamiento
económico de la época Leonid Brézhnev,
la muerte acelerada de Yuri V. Andrópov y la llegada también tardía de
la política de apertura y transparencia de
Mijaíl Gorbachov, se entrelazaron para dar por tierra con la Unión Soviética.
Volviendo al eje del relato. En junio, después
de 30 años, volví ya como turista y recorrí una parte de la Rusia de hoy, es decir la Rusia capitalista.
El gobierno de Putin aceleradamente marcha a
consolidar al BRICS, su alianza económica, como el otro polo capitalista.
Basado en su poderío económico y militar.
En lo político-cultural se nota un proceso
para borrar la revolución bolchevique.
Que quede solo como una parte de la historia del país, sin negar a Lenin pero
de manera similar a como se refieren a los 300 años de la dinastía de los
Romanoff. Algo similar ocurre con la Gran Guerra Patria, que teniendo una significación
histórica muy importante, tampoco está en el sitio destacado que le
corresponde. Tan solo recordemos que ese pueblo venció al fascismo y lo corrió
hasta su cueva en Berlín, aunque ello le costó
la vida de 27 millones de
soviéticos.
Esta realidad deberíamos ubicarla en el intento
de falsificar la historia, de intentar armar un relato diferente de los
procesos históricos. No niegan, por el contrario, la Gran Guerra Patria
sino que lo vacían de contenido ideológico, pues ese esfuerzo del pueblo
soviético está en estrecha relación con la Revolución de Octubre.
Se trató de un pueblo que no declamó sino que actuó en función de lo que la
revolución reclamaba como necesario. Sin Octubre no hubiera existido la
resistencia y triunfo sobre el nazi-fascismo de Hitler.
Obviamente un país capitalista no puede tener
en un lugar destacado a la primer revolución proletaria triunfante de la
historia.
El gran sacrificio para triunfar sobre el
fascismo solo se explica porque se trataba de defender casi treinta años de revolución
proletaria. Lo que lleva al capitalismo ruso a ubicar históricamente restándole
envergadura, como lo hace, tanto a la Revolución Rusa como
a la Gran Guerra
Patria reside en que en ambas la participación popular masiva y conciente fue
el hecho significativo, pues la participación popular y el capitalismo son
categorías contrapuestas.
A pesar de todo, quedan bases indestructibles
del país de Lenin, Troski, Dzerzhinski, y otros: la educación, salud y vivienda
gratuita -que incluye que el 80% de los rusos mantengan sus casas de descanso
(dachas que le dicen)- son gratuitas. Los servicios son de muy bajo costo. El
transporte público es de primera y barato. Los beneficios a las personas
mayores y las familias numerosas multiplican todos los derechos mencionados.
Claro está, como país capitalista quiere
aprovechar su gran atractivo turístico y entonces pasa a ser más rentable
mostrar las iglesias y los palacios que los monumentos al soldado desconocido.
Y aunque sea reiterativo no existe en los tours turísticos nada de la
revolución de octubre. Es así como en San Petersburgo (ex Leningrado) no se
explica que el Hermitage, el Palacio de Invierno de Catalina la grande, (el
tercer o cuarto museo de arte más importante del mundo y que guarda su
colección personal) fue el lugar donde se inició la revuelta liderada por los
bolcheviques cuando desde el Smolny -sitio en el que estaba el estado mayor de
la revolución -hoy residencia del alcalde (gobernador) de la ciudad-, Lenin
lanzó la consigna de todo el poder a los soviets. El tercer elemento, que
muestra lo que digo, es que el buque Aurora, de donde partió el cañonazo que
dio por iniciada la revuelta, ya no está en los canales de la ciudad (hace tres
años fue llevado a un astillero para una supuesta reparación). El cementerio
donde están enterrados la mayoría de los muertos durante el sitio fascista
sobre Leningrado (2 millones de personas) en vez de ser un monumento de visita
obligatoria, apenas si es conocido y ni se lo menciona.
No voy a referirme, porque es tema de
investigación más profunda y seguro me excede, es como será el futuro de la Rusia actual, pero lo que no
me quedan dudas es que hoy es una de las tres potencias capitalistas mundiales
y como tal un enemigo de los pueblos del mundo.
Por eso, para terminar
como empecé. El país que visité por primera vez hace 42 años, con todos sus
errores y deficiencias, era mejor país
que el actual.
Ernesto Salgado
Integrante del Colectivo Somos los que estamos
Julio de 2016
(*)Kiva Maidanik, - falleció el
24 de diciembre de 2006-
fue historiador y politólogo soviético, investigador del Instituto de Economía Mundial y Relaciones Exteriores de la Academia de Ciencias de Rusia. Fue latinoamericanista, con mucho conocimiento del los proceso de Cuba, Brasil, Nicaragua, México y Venezuela.
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