26 de julio de 2016

Asalto al cuartel Moncada. Cuba marcó el camino.

Los revolucionarios de todo el mundo hoy recordamos el asalto a los cuarteles Moncada, en Santiago de Cuba y Carlos Manuel de Céspedes en Bayamo, provincia de Granma.

El no tan recordado asalto al cuartel Carlos Manuel de Céspedes, ese mismo 26 de julio de 1953, tuvo como objetivo desviar la atención del gobierno de Batista para evitar el envío de refuerzos desde Bayamo hasta la ciudad de Santiago de Cuba, donde estaba ubicado ese bastión militar que era el Moncada y que en simultaneo estaba siendo atacando por Fidel Castro y el grueso de sus guerrilleros heroicos.


El asalto a los cuarteles Carlos Manuel de Céspedes y Moncada no constituye el asalto a una fortaleza para alcanzar el poder con la acción de un centenar de hombres sino el primer paso de un grupo de jóvenes, dispuestos a luchar hasta lograr el sueño revolucionario de Martí en Cuba, pensando en hacer realidad -desde el norte- el sueño de la Gran Patria Latinoamericana de Bolívar, Sucre, Miranda, Manuela Saenz, San Martín, Belgrano, Monteagudo y tantos otros.

La acción llevada a cabo por esos jóvenes revolucionarios no tenía el propósito de buscar un triunfo fácil, sin masas, sino que constituyó una acción de sorpresa para desarmar al enemigo y armar al pueblo, a fin de emprender con éste la acción revolucionaria armada.

Así empezó Fidel su alegato en el juicio por el asalto al Moncada:

Señores magistrados:

“Nunca un abogado ha tenido que ejercer su oficio en tan difíciles condiciones: nunca contra un acusado se había cometido tal cúmulo de abrumadoras irregularidades. Uno y otro, son en este caso la misma persona. Como abogado, no ha podido ni tan siquiera ver el sumario y, como acusado, hace hoy setenta y seis días que está encerrado en una celda solitaria, total y absolutamente incomunicado, por encima de todas las prescripciones humanas y legales”.

“Quien está hablando aborrece con toda su alma la vanidad pueril y no están ni su ánimo ni su temperamento para poses de tribuno ni sensacionalismo de ninguna índole. Si he tenido que asumir mi propia defensa ante este tribunal se debe a dos motivos. Uno: porque prácticamente se me privó de ella por completo; otro: porque sólo quien haya sido herido tan hondo, y haya visto tan desamparada la patria y envilecida la justicia, puede hablar en una ocasión como ésta con palabras que sean sangre del corazón y entrañas de la verdad”.

Y así lo terminó:

En cuanto a mí, sé que la cárcel será dura como no la ha sido nunca para nadie, preñada de amenazas, de ruin y cobarde ensañamiento, pero no la temo, como no temo la furia del tirano miserable que arrancó la vida a setenta hermanos míos. Condenadme, no importa, La historia me absolverá.

Así empezó la principal revolución moderna de nuestro continente, así se continuó con el largo camino de Bolívar, San Martín y Martí, en el que ya estaban marchando Raúl, Camilo y el Che. Así se prendió la antorcha que aún sigue iluminando la utopía de la patria grande.

Sin dudas, el ataque al Moncada marcó un hito histórico, generacional y revolucionario para todo el continente.

Hay una América Latina antes y otra después del asalto al Moncada. Este ejemplo tiene aún plena vigencia en todo el continente.

Gloria a los caídos en Moncada.

Viva el 26 de julio

Colectivo Somos los que estamos

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