9 de diciembre de 2015

Venezuela: Pensando en voz alta y con mucha bronca

(Venezuela) - Lo sucedido el domingo 6 de diciembre en Venezuela es trágico y también aleccionador. La que perdió fue la revolución chavista en manos del capitalismo que ha vuelto a demostrar que no se detienen en utilizar todo su poderío mediático y manipulador, a la vez que pone en movimiento todos los instrumentos necesarios, nacionales e internacionales, para lograr sus objetivos.

En enero y febrero de 2014 el fascismo apeló a la acción violenta que produjo 43 muertos y no logró sus objetivos. Por ello Leopoldo López, autor intelectual de la intentona, está condenado a 16 años de prisión, aunque la prensa internacional  y algunos gobiernos o dirigentes del mundo lo convirtieron en un héroe de la resistencia al “comunismo de Chávez”. No puedo dejar de recordar, lo que muchos olvidaron, que López buscó refugio en el gobierno para que ante el fracaso de la asonada asesina no fueran sus propios cómplices los que le quitaran la vida para intentar seguir con la provocación.
Fracasado en parte ese intento, la derecha no se amilanó e intensificó su campaña de desabastecimiento y sabotaje que fueron acompañados con la desaparición de muchos productos esenciales de la canasta familiar. Acción esta que perjudica a los que menos tienen. 

Maduro, el verdadero responsable de la derrota, no entendió que con el capitalismo no hay medias tintas, que para hacer una revolución hay que ir hasta el hueso, que si te quedas a mitad de camino el capitalismo, que es más poderoso, se recompone y viene por todo.

A las guarimbas y asesinatos de inicio de 2014 Maduro le quiso responder con políticas de brazos abiertos, acuño un falso concepto de paz, llamó a los capitalistas a que recapaciten y no le hagan daño al pueblo. A los asesinos “los llamó a tomar café al Palacio de Miraflores”, de donde Chávez los había echado.

En sus medidas, puertas adentro del gobierno, fue progresivamente desplazando a sus mejores colaboradores, a los hombres y mujeres que venían de la época de Chávez, los reemplazó por “medias tintas” que pudieran acompañarlo en su política de “dialogo y  paz”. Maduro, que suele nombrar constantemente a Bolívar, poco aprendió de las enseñanzas de El Libertador sobre que se hace con los traidores y enemigos del pueblo y como se protege a sus mejores hombres.

Venezuela cayó en un pozo complicado, falta de medidas enérgicas para contestar a lo que llamaron “guerra económica”, es decir al desabastecimiento generado por la derecha proyanqui y su consecuente realidad inflacionaria. No dieron respuesta a los problemas que se fueron generando.

No se puso en marcha el Plan de la patria, los cinco puntos que dejó Chávez para dar un salto fundamental en el camino de la revolución, siempre consciente de que un pueblo no es revolucionario hasta que se termina la revolución. Ese pueblo, antes actúa de acuerdo a las necesidades cotidianas, necesidades que no pueden soportar que falten alimentos, que se vacíen las góndolas, que se aumente sideralmente los precios. No se le puede pedir al pueblo, en proceso de formación, que acepte que para que el sueldo alcance deba realizar 10 horas de cola en los mercados estatales, mientras miran la inacción pasmosa del gobierno para pararles la mano a los especuladores.

Estos comentarios también deben ser acompañados con que un 42% de los votantes si entendieron que la salida no era por derecha sino profundizando el proceso chavista y votaron al PSUV, de la misma manera que aproximadamente un 10%, creyó que se podía buscar por otro lado y le “prestó” sus votos a la oposición, para castigar la inacción de un gobierno paquidérmico, que en nada les hace recordar a la etapa de su Comandante Eterno. Más de un millón de votantes que pertenecieron o pertenecen aún al chavismo no fueron a votar. A pesar de ello el intrincado sistema electoral venezolano le dio amplia mayoría a la derecha.

El castigo, que no es solo fue castigo, llevo a que la llamada Mesa de Unidad Democrática logre los 2/3 de la Asamblea Nacional. Ahora podrán censurar a los ministros del Ejecutivo y lograr su remoción. Podrán alcanzar una ley de amnistía y liberar a los golpistas y asesinos que llaman presos políticos. Lograron la cantidad de diputados suficientes para remover las Leyes Orgánicas, y por ellos los golpistas de Fedecámaras ya se lanzaron a reclamar que se anule la Ley Orgánica del Trabajo, una verdadera conquista de los trabajadores venezolanos.

La derecha fascista venezolana no quiere llegar al revocatorio presidencial (a mitad del año próximo) antes quieren voltear a Nicolás Maduro, por eso es de prever que utilizaran su mayoría parlamentaria para crear dificultades en otros poderes como el Judicial o la Comisión Nacional Electoral. No es de esperar un escenario de juego limpio.    

Pero, los hijos de Chávez tienen mucho para defender, las viviendas que les entregó la revolución, la atención médica universal, el analfabetismo cero, la disminución geométrica de la pobreza y la miseria. Ese pueblo seguro que sabe defender las Misiones, esa creación de Chávez para eludir la burocracia y avanzar con los cambios.

Capriles, yo todavía no cantaría victoria, el pueblo de Chávez tiene reservas, tiene cuadros, tiene pasado de lucha y conquistas que defender y sabrá hacer lo que se deba con los dirigentes que no estén a la altura de las circunstancias, para crear los mecanismos de defensa necesarios para impedir que la derecha pueda dar un paso más.

A los Macri del mundo, que hoy festejan con champán, no se descuiden, esperen, si quieren sigan conspirando como lo han hecho hasta ahora, pero sepan que la cosa no será tan fácil, Chávez sembró ideas y seguro que el pueblo venezolano cosechará cambios.

Colectivo Somos los que Estamos 

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